Al terminar la novela o qué hacer después de la palabra FIN

 

Cuando se haya terminado la redacción de la novela, una vez que se haya estampado el punto final en el último párrafo, habrá que decidirse en que modalidad se publicará la obra. Si el lector, como yo, pretende divulgar su novela en formato digital en la modalidad de autopublicación, entonces deberá dar comienzo al trabajo de edición. Habiendo trabajado en mi juventud en una casa editorial, ese trabajo no me es desconocido. A continuación una sencilla guía de las tareas que enfrentará el nuevo escritor. Sin ningún orden estricto, deben ejecutarse las tareas de: corrección ortográfica, puntuación gramatical, estilo y redacción, eliminación de viudas y renglones huérfanos, silabación y palabras repetidas.

 

En el calor de la redacción, cuando las ideas de los eventos en la trama acuden en tropel, no me detengo para resolver ninguna duda ortográfica o gramatical que surja en el momento. Sólo escribo y escribo. No debo permitir que las ideas, duendes indisciplinados, entorpezcan a la pluma, fiel sirviente empecinado en someterlos. Así que mi texto recién salido del horno contiene muchos errores. Algunas fallas de ortografía, de puntuación, de redacción brincan durante las lecturas que hago más tarde para re-ubicarme en el argumento antes de continuar con los siguientes pasajes. Por supuesto, las corrijo de inmediato. Quedan, sin embargo, otros errores en el texto que escapan por la intención de continuar escribiendo. Una revisión a fondo debe realizarse después de haber escrito la anhelada palabra FIN.

 

De todas las tareas mencionadas, la más ardua es sin duda la corrección ortográfica. Antes de los procesadores de texto y los correctores ortográficos automáticos, la tarea consistía en leer cuidadosamente los capítulos para encontrar las equivocaciones. Era muy útil la ayuda entonces de profesionales de la corrección y de lectores primerizos. Ahora tras la revolución informática, esta tarea se reduce significativamente al accionar un botón para que el programa encuentre las palabras incorrectamente deletreadas. Sin embargo, los correctores automáticos son imperfectos. Son indetectables, para estas herramientas, palabras como las homófonas (aquellas que suenan igual, se escriben diferente y significan cosas diferentes, como: revelar y rebelar); las tritónicas (como: círculo, circulo y circuló) y las que cambian de significado con el acento (como: tomo y tomó); las que cambian de significado con el artículo (como: la capital y el capital); los extranjerismos y también los modismos. Así que sigue siendo necesaria una lectura concienzuda de la obra para una corrección exhaustiva de la ortografía.

 

Antes de realizar al texto las restantes correcciones, es necesario aplicar al documento el formato del libro. Es decir, debe establecerse el tamaño de las páginas del volumen; el tamaño de la sangría o indentado en el inicio de los párrafos; el tamaño de los caracteres del texto y de los diferentes títulos y subtítulos; el número de renglones antes del inicio de cada capítulo, si es que se desea alguno; el tamaño de los cuatro márgenes de la página. Muchos de los procesadores de palabra modernos son capaces de manejar márgenes diferentes para las páginas pares y las impares. En mi caso el programa que utilizo cuenta con esta opción. Así que establezco tamaños diferentes para el margen del encuadernado y el margen de la orilla externa del libro.

 

El último renglón de párrafo generalmente es de menor longitud que el resto de los otros. Cuando este renglón es demasiado corto: una sola palabra de cuatro o menos letras o dos palabras de dos o menos caracteres, se le llama viuda. Las viudas en las páginas de un libro son sólo impropias estéticamente. Si se desea eliminar las viudas sólo es necesario modificar la redacción de alguna oración, cambiar una o más palabras por sinónimos más largos o más cortos de manera que el renglón corto crezca o desaparezca. Cuando una obra literaria se publica para divulgación digital, no existe razón alguna para eliminar las viudas de los párrafos. Las diferentes proporciones de las pantallas de los dispositivos (teléfonos, tablets, computadoras) que se utilizarán para leer la obra hacen imposible corregir una viuda en una de ellas sin crearla en las otras. Sin embargo, mis obras se ofrecen también en formato impreso. Así que sí ocupo el tiempo para eliminar las viudas, pero sólo para ese formato en papel.