Crear un seudónimo o ayudar a los buscadores de internet

Múltiples razones mueven a los autores de literatura a crear un seudónimo. Hay en la historia del mundo muchísimos ejemplos. Algunas de tales razones han surgido con la intención de proteger la identidad del autor contra eventuales riesgos a su integridad personal por causa de algún tema subversivo publicado sea social, político o religioso. Algunas otras, para proteger la reputación del autor cuando su obra supone un género escandaloso. Otras más con el propósito de crear un ambiente de misterio sobre el autor o la obra con fines promocionales. Incluso ha habido razones que pretenden evadir prejuicios sociales como la discriminación padecida por las mujeres escritoras en épocas pasadas y, aún en nuestros tiempos, en ciertos lugares del planeta. Diferenciar géneros escribiendo para niños con un seudónimo y para adultos con otro o para publicar novelas románticas bajo un nombre y relatos eróticos bajo otro también han motivado la creación de seudónimos. Aunque esconder la identidad del autor por razones de preferencias personales es probablemente el mayor motivante de la generación de nomes-de-plume.

Con la revolución informática, sin embargo, ha nacido un motivo más. Este consiste en crear una identificación única dentro de una gran cantidad de apelativos, apodos, avatares, seudónimos y palabras de todos los lenguajes. En mi caso, si alguien intentara conocer mis antecedentes antes de atreverse a leer cualquiera de mis libros y escribiera mi nombre corto (nombre y primer apellido) descubriría que existen cientos de personas con ese mismo nombre. Existe incluso un novelista homónimo radicado en la ciudad de Barcelona. Si tal interesado en mi trabajo para reducir la cantidad de resultados correctos-pero-desorientadores escribiera entonces en el buscador mi nombre completo (nombre, primero y segundo apellidos) encontraría que existen al menos cuatro otras personas que no soy yo. Buscar en internet es una labor complicada. A pesar de los muchos buscadores disponibles en la red y los ágiles mecanismos de escudriñamiento, una búsqueda puede tomar un buen intervalo de tiempo. Eso se debe a la gigantesca cantidad de información que existe ya disponible de manera electrónica. Cada minuto se agregan a internet alrededor de 200 nuevas páginas web. Un sitio web es una colección de páginas electrónicas sobre un mismo tema o con un mismo propósito. Existen muchas formas diferentes de sitios desde rincones de opinión (blogs), redes sociales, tiendas electrónicas, información de productos, mapas de tráfico, bancos, oficinas gubernamentales y servicios de todos tipos. La inventiva de la humanidad no se ha acercado aún a su límite. Encontrar entonces la página que se desea es una labor compleja y tediosa. Si no existen ya, muy pronto nacerán las profesiones de arqueólogo informático y de detective cibernético.

Entonces crear un seudónimo es una tarea interesante, pero indispensable si se pretende promover las obras en internet. Los expertos recomiendan hurgar en el árbol genealógico propio, en la historia personal y familiar; buscar entre los nombres con algún significado como aquellos de las mascotas que se han tenido, las aficiones, las aspiraciones y los rasgos secretos de la propia personalidad. Ha de jugarse con las palabras y con las sílabas buscando diferentes acomodos, diferentes consonancias, longitudes y connotaciones. Para lograr un nom-de-plume adecuado debe tenerse en cuenta el género que se escribe y las razones que mueven a la creación del seudónimo. Aunque al final todo es cuestión de gusto: el seudónimo elegido debe ser, primero y más importante, del agrado del autor.